Hoy celebramos el día internacional del niño y
la niña; sabemos la importancia que tiene esta fiesta por que nos
recuerda el valor que tiene la infancia en la vida de una persona, y
como esta marca como transcurso de la misma, cuando se crece y se es adulto.
Desde que se está en el vientre de la madre se empieza a conocer el
mundo, entendemos que con el calor de la madre, su voz, su tacto, las
emociones que transmite, su cuido y amor desarrollamos la habilidad de
percibir el exterior, nos da una idea de como será el estar afuera, por
supuesto dependiendo del modo en que somos recibidos y criados, así
interactuamos con el medio y la sociedad, de está manera es como luego
interiorizamos muchos aspectos que nos forjarán la personalidad para
adaptarnos a nuestro entorno.
Es necesario ser conscientes de
que la infancia es la etapa esencial para un desarrollo sano y completo
del ser, y no solo en la salud mental, física y social, sino que la
infancia provee el pronóstico del futuro adulto(a).
El niño y
la niña deben ser cuidados, amados, respetados y valorados, y de esto
depende no solo darle objetos materiales, más bien darles
primordialmente afecto y límites adecuados para su desarrollo.
Los niños y las niñas son la escultura que vamos esculpiendo de un
futuro adulto(a), nuestras manos deben contener, educar, cuidar, amar,
valorar, respetar, poner límites y desarrollar en lo posible sus
cualidades y virtudes.
Para tener niños(as) sanos de manera integral necesitamos:
-Formar habilidades sociales
-Inculcar valores (dando el ejemplo).
-Buenos hábitos y disciplina.
-Poner límites adecuados.
-Posibilitar la independencia.
-Dejarlos explorar y ser creativos.
-Potenciar sus habilidades y destrezas.
-Escucharlos, tomarlos en cuenta, convivir con ellos...
-Afecto, empatía, comprensión...
-Jugar (es la práctica ejemplar para resolver conflictos, desenvolverse y formar carácter, es el ensayo de la vida).
-No imponer expectativas poco realistas sobre ellos(as).
La función como padres es particularmente la más importante en esta
etapa, al niño(a) si no se le da afecto le producimos ansiedad y
fantasías, que al no satisfacerlas de manera adecuada ponemos una
barrera en la formación de vínculos primarios, generando adultos
enfermos, sin capacidad de relacionarse con los demás, frustrados,
iracundos, con poca capacidad de resolver problemas, estresados, etc...
Si se es responsable de un niño o niña y presenta problemáticas o
patologías, preste atención y apóyelo, está a tiempo de ayudar al futuro
adulto a ser integralmente y lo más importante psiquicamente sano.
Si se es un adulto y está enojado con su niño interno, desé la
oportunidad de reencontrarse con el niño herido, solo y asutado, ayudele
a sanar y comprenderá mejor su situación y le permitirá conocer un
nuevo "yo", un adulto presente sano y feliz.
"Tal ves la infancia sea más larga que la vida" Ana María Matute.
Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
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