domingo, 5 de octubre de 2014

Parasomnias


Las parasomnias se caracterizan por fenómenos físicos o conductas no deseables que ocurren durante el sueño alterándolo. Estos eventos generalmente ocurren durante el sueño, siendo frecuentes y leves en la mayoría de los casos. No son propiamente enfermedades sino hechos, fenómenos, que aparecen en sueño y disminuyen su calidad. Suelen acompañarse de cambios fisiológicos como la activación cardiovascular o muscular. No todo proceso anormal que aparece en sueño se califica como parasomnia. Cuando un trastorno del sueño se acompaña de quejas subjetivas sobre la calidad del sueño o si existen síntomas diurnos, en relación con el trastorno del sueño, se denominan disomnias.

Estudios epidemiológicos y genéticos han confirmado la asociación de algunos tipos de parasomnias dentro de familias y en individuos concretos Son más frecuentes en la infancia, pero también se extienden a la edad adulta. Las parasomnias se clasifican según la fase de sueño en la que se esté. Entre ellos están:

-Los trastornos del despertar: se caracteriza por aparecer en sueño lento y llevan a un despertar parcial o comportamientos de vigilia sin conciencia plena. Entre estos trastornos se encuentran:

Despertares confusionales: se presentan a cualquier edad, se presenta confusión y desorientación en el tiempo y espacio, se pueden realizar acciones simples o complejas desde caminar hasta conducir un auto, también se le conoce como borrachera al despertar.

 Terrores nocturnos: Se caracterizan por un despertar brusco, con gritos, lloro, sensación de miedo, acompañamiento vegetativo, acompañado de trastorno del comportamiento y deambulación, a veces con vocalizaciones o micción. El paciente no responde a los estímulos externos, está confuso y desorientado; en ocasiones, incluso llega a autolesionarse. Se suele acompañar de amnesia de lo ocurrido, con recuerdo de sueños vividos o alucinaciones. Aunque en niños no se relaciona con alteraciones psicopatológicas, en adultos sí hay más incidencia de estos trastornos que en la población general. En ocasiones, se han relacionado con lesiones focales del SNC, como infartos talámicos. El tratamiento, si la intensidad es tal que lo requiere, incluye el uso de benzodiazepinas o antidepresivos tricíclicos. En adultos, también se ha sugerido el tratamiento psiquiátrico mediante psicoterapia y técnicas de relajación. Es preciso el diagnóstico diferencial con crisis epilépticas.

Sonambulismo: Consiste en conductas complejas iniciadas durante el sueño lento que evolucionan hacia la marcha, manteniendo el sueño. La severidad varía desde unos pasos a intentos de escapar de la casa, con comportamientos orientados a actitudes peculiares anormales, incluso con caídas y lesiones. Existe amnesia de los episodios. Suelen acabar espontáneamente volviendo al sueño normal (el paciente se acuesta en la cama o en el suelo). Si se le despierta de esta situación suele permanecer confuso durante unos minutos. El tratamiento consiste en medidas preventivas (medidas de seguridad en la habitación, dormir en la planta baja, cerrar ventanas, cubrir objetos de vidrio...), el uso de fármacos y se han utilizado, también, otros métodos como la psicoterapia y la hipnosis.

-Trastornos de la transición sueño-vigila: Estos aparecen en el periodo de transición sueño-vigilia y también en la del vigilia-sueño, y más raramente en la transición de una fase del sueño a otra. Entre ellos encontramos:

Calambres nocturnos: Es la sensación dolorosa en músculos del pie, pierna o muslo, que ocurre en sueño y provoca despertares. El síntoma puede durar desde segundos hasta más de treinta minutos. Se suelen resolver con el movimiento, o la aplicación de masaje local o calor. Es un cuadro con cierta agrupación familiar, pero su causa y patogenia son desconocidas.

Movimiento periódico rítmico: Son movimientos estereotipados, repetitivos, que afectan a grandes grupos musculares de la cabeza y cuello o piernas, iniciándose antes del sueño y manteniéndose durante las primeras fases de sueño ligero. No se conoce la causa. Sí parecen más frecuentes tras estímulos vestibulares, stress ambiental o carencia de estimulación, y en niños con retraso mental, autismo o con alteraciones psicopatológicas. No requiere tratamiento, aunque si es frecuente se puede intentar un cambio en la textura de la cama con colchón de agua, o con pañales separando las piernas.

Somniloquios: Son verbalizaciones durante el sueño. Son más frecuentes en situaciones de stress, teniendo también una agregación familiar clara. Suelen ser breves, pero en ocasiones, pueden durar minutos. Pueden ser espontáneas o inducidas por la conversación con otra persona, sin haber recuerdo de lo dicho. Suele ser benigno y autolimitado, únicamente molesto si no deja dormir al acompañante o si conlleva sensación de miedo u hostilidad. Es más frecuente en la infancia, y si persiste en la edad adulta es preciso descartar algún proceso psicopatológico asociado.

-Parasomnias de predominio en REM: Son las parasomnias que aparecen de modo característico en fase REM, aunque no son completamente exclusivas de este periodo. Algunas de ellas, como las pesadillas, son muy frecuentes y no se consideran patológicas habitualmente. Otras son más infrecuentes, y sugieren alguna enfermedad precisa (como es el caso de la parálisis del sueño y la narcolepsia) o bien se asocian de modo inespecífico a varios grupos de entidades (como es el trastorno de conducta de sueño REM). Ellas son:   

Trastorno de conducta de sueño REM: Se caracteriza por el aumento de movimiento, tono muscular y vocalizaciones en sueño REM, habitualmente provocando un comportamiento involuntario anormal (pegar, patalear, caminar, moverse en la cama), incluso con cierta agresividad y violencia hasta producir lesiones o autolesiones, con una duración breve o de varios minutos. Es frecuentemente idiopático (60% de casos), pero también se asocia a enfermedades neurológicas. El tratamiento se basa en la aplicación de clonazepan.

Parálisis del sueño: Es la aparición de paralisis con incapacidad para moverse voluntariamente, dura unos minutos. Acaba espontáneamente, moviendo voluntariamente los ojos con esfuerzo o tras estimulación externa. Es un trastorno ligado de modo familiar o asociado a la narcolepsia. Son factores predisponentes el estrés, hábitos irregulares del sueño o situaciones de cansancio. También se asocia a enfermedades psiquiátricas. Tratamiento con medicación.

Pesadillas: Corresponden a sueños largos, complicados, elaborados, con aumento progresivo de sensación de terror, ansiedad o miedo, habitualmente en fase REM, no siempre conducentes a un despertar pero sí acompañándose al menos de un recuerdo tardío de sufrimiento durante el sueño. Suelen acompañarse de movimientos, somniloquios, gritos, sonambulismo y aumento de actividad vegetativa. Suelen ocurrir en personas sanas, pero también se ha citado su relación con algunos trastornos psiquiátricos de la personalidad o con la esquizofrenia. Son más frecuentes tras sucesos traumáticos o en relación con la ingesta o suspensión  de fármacos. No requieren tratamiento a no ser que sean muy molestas, utilizando fármacos y psicoterapia.

-Otras parasomnias: Además existen otras parasomnias que no pueden incluirse de modo concluyente en uno u otro grupo, pues ocurren en varias de las fases de modo indistinto. Entre ellas encontramos: Bruxismo (frotamiento y desgaste de los dientes), enuresis (emisión de orina durante el sueño), laringoespasmo nocturno (consiste en el cierre de glotis con producción de apnea, despertar, sensación de angustia y miedo, y estridor), así como la disfunción eréctil o erecciones dolorosas en el sueño.

Para lograr un diagnóstico se requiere un historial clínico y familiar, además de una descripción completa de los eventos que impiden o dificultan el sueño. Los métodos de registro habituales son el estudio polisomnográfico y vídeo-EEG.

En la actualidad se cuestiona su total benignidad, ya que si persisten en el tiempo y se hacen frecuentes, pueden predisponer psicopatologías importantes. El primer paso es la prevención y tratamiento, velando por la seguridad del paciente impidiendo que se haga daño a él mismo o a terceros, incrementar además la higiene del sueño así como hábitos saludables. Entrenar a los familiares para mayor  prevención y control del evento. Si las parasomnias persisten o tienen consecuencias dramáticas en la vida cotidiana se requiere tratamiento psicológico y farmacológico.

Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
nanared10@gmail.com

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