lunes, 27 de octubre de 2014

Beneficios psicológicos del ejercicio físico


El cuerpo y la mente son partes que están íntimamente relacionadas, funcionan de manera conjunta y lo que se manifiesta en una es evidente en la otra, y viceversa. Se ha comprobado en muchos estudios que la actividad física puede mejorar considerablemente algunos malestares psíquicos y a la vez tener un papel vital en la prevención de trastornos mentales. El efecto que produce la actividad física brinda muchos beneficios tanto físicos como también psicológicos, ya que según expertos los niveles de energía aumentan y hacen que el cerebro produzca endorfinas, generando sentimientos de placer, la psique responde estimulando los pensamientos positivos, el bienestar y autoestima.

Por otro lado es importante mencionar la explicación desde el ámbito psicológico del porqué la actividad física es útil para desarrollar y mantener la salud mental. Se dice que el ejercicio mejora las aptitudes produciendo sensaciones de control y maestría, que conducen sentimientos de bienestar, promueve la meditación, puede además distraer de estímulos causantes o productores de ansiedad, mejora el autoestima, aumenta el funcionamiento cognitivo, disminuye y previene síntomas depresivos, la ansiedad y el estrés.

También se ha incluido dentro de las prácticas terapéuticas, ya que su implementación ha tenido resultados causales positivos en la mejora de entorno psico-afectivo y social. Otros beneficios incluyen la mejora en la autoconfianza y la conciencia, cambios positivos en los estados emocionales, alivio de la tensión, del síndrome premenstrual, incremento del bienestar mental, la alerta y claridad de pensamiento, incremento de la energía y la habilidad para enfrentarse a la vida diaria, mejora las relaciones sexuales, además incrementa el placer y la diversión a partir de los ejercicios y los contactos sociales, así como el desarrollo de estrategias de enfrentamiento positivo.

La existencia entre una relación positiva de los niveles de actividad física y la salud mental ha llevado a los profesionales a animar a las personas a realizar de una forma regular algún tipo de ejercicio, que se ajuste a las necesidades y capacidades individuales de cada uno.

La motivación es otro factor que interviene en este proceso lo cual clasifica la actividad física como experiencia social, como medio de mantener la salud física y mejorar los niveles de habilidades, como búsqueda de sensaciones positivas,  como método catártico para liberar tensión y emociones reprimidas, y como experiencia ascética que incentiva la búsqueda de objetivos y metas.

Entonces es relevante ser consientes de que el sedentarismo y los malos hábitos en general pueden ser autores detonantes de la enfermedad mental, con el solo hecho de experimentar los múltiples beneficios de la actividad física se puede prevenir o mejorar las condiciones psíquicas que generan malestar y problemas en la vida en general.

“El secreto para tener una buena salud es que es cuerpo se agite y la mente repose.” Vincent Voiture.

Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga. 
nanared10@gmail.com

martes, 21 de octubre de 2014

Trastorno de Excoriación


Se trata de un trastorno caracterizado por el rascado compulsivo de la piel. Las personas que padecen este trastorno se sienten obligadas a rascarse, pellizcarse o frotarse la piel hasta provocar lesiones más profundas.

Es un trastorno derivado del espectro obsesivo compulsivo, el paciente es consciente de su conducta autodestructiva, pero es incapaz de dejar de rascarse. Los síntomas son consecuencias de la excoriación neurótica, en donde las lesiones profundas se encuentran en las irregularidades de la piel, como granos, el acné, picaduras de insectos, o en piel normal con comezón, resultando una profunda y dolorosa herida, puede ocasionar también hemorragias. Además la ansiedad es uno de los síntomas psicológicos que impulsan está necesidad compulsiva, siendo la excoriación la vía de alivio. La duración puede ser de varias horas y puede ser de carácter ritual realizándose a horas o en lugares determinados, frecuentemente a la hora de acostarse.

El estrés psicosocial suele producir una agravación de las excoriaciones en el 30-90% de los pacientes e, inmediatamente después de esta conducta, los pacientes se sienten infelices y culpables por la desfiguración que se han ocasionado. Otras causas pueden ser: agresividad reprimida, depresión, falta de apoyo social y familiar, traumas en la infancia, etc.

Tiene mayor prevalencia en las mujeres con una edad de entre los 30 y 50 años, pero de igual forma se presenta en cualquier sexo y edad.  

Como tratamiento en casos severos se utiliza la psicofarmacología, pero como herramienta primordial se encuentra la psicoterapia en donde se implementan técnicas cognitivo-conductuales y la psicodinamia, con el fin de encontrar la raíz de la conducta autolesiva, se realiza un entrenamiento donde el paciente aprende técnicas de control de la ansiedad, los pensamientos obsesivo-compulsivos y las conductas de excoriación neurótica.

Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
nanared10@gmail.com

martes, 14 de octubre de 2014

Trastornos del aprendizaje (TA)


Son parte de los trastornos de inicio en la infancia y adolescencia. Los TA hacen referencia a déficits específicos y significativos del aprendizaje escolar y tienen unos criterios diagnósticos propios.

Constituyen un conjunto de trastornos frecuentes en la infancia, cerca de un 5% de la población global sufren de problemas para leer, escribir y hacer cálculos. Las personas con TA (trastornos de aprendizaje) presentan problemas persistentes y graves para asimilar determinados conceptos académicos. En otras palabras es la incapacidad persistente, inesperada y específica para adquirir de forma eficiente determinadas habilidades académicas (ya sea lectura, escritura, cálculo, dibujo, etc.), y que ocurren a pesar de que el niño tenga una inteligencia normal, siga una escolarización adecuada y su entorno socio-cultural sea favorable.

Suele aceptarse que los niños con TA han de tener un nivel cognitivo en rangos normales o altos. El problema de los niños con déficit cognitivo es distinto y, siendo estricto, no pertenece al campo de los TA. Sin embargo, se cree importante resaltar que cuanto mayor sea la capacidad cognitiva del niño, mejor podrá enfrentarse a un posible TA, es decir, desarrollará antes y mejor estrategias para superar problemas concretos generados por el trastorno.

Los trastornos de aprendizaje se clasifican en:
-Dislexia: es un trastorno del neurodesarrollo que genera problemas en el aprendizaje y el uso del lenguaje, la lectura y la escritura, se ven afectadas las áreas básicas de los procesos fonológicos y de decodificación de palabras aisladas. Es un trastorno familiar y hereditario, por lo que es un factor determinante de cara al diagnóstico.  Es más frecuente en varones. La dislexia no tiene cura pero es tratable. Existen subtipos de dislexia, los cuales son: la fonológica (problemas  con las sílabas), de superficie (problemas con la lectura léxica) y mixta.

-Discalculia: la discalculia del desarrollo es un TA que provoca que el niño tenga dificultad para la adquisición de habilidades matemáticas en niños con una inteligencia normal, estabilidad emocional y con una formación académica adecuada o estándar. Es un trastorno que afecta directamente la vida cotidiana ya que es complicado la interpretación de escalas de tiempo, direcciones, el manejo de recursos monetarios y hasta para cocinar (tiempos de cocción, etc.) En el niño, clínicamente se traduce por un fracaso en la adquisición de las operaciones matemáticas básicas, muy por detrás del grupo de su misma edad. En la adolescencia, muchos pacientes llegan a tener un aceptable uso de conceptos matemáticos sencillos. Afecta por igual a niños y niñas. Es un trastorno marcado por la herencia, aunque se considera que su origen es multifactorial. Al igual que sucede con la dislexia, la discalculia es un trastorno tratable pero no curable.

-Trastorno del aprendizaje no verbal: Tal vez es el trastorno menos conocido del TA, ya que aun está en investigación y evaluación por parte de los profesionales. En este trastorno el niño se caracteriza por presentar una alteración en la percepción táctil y visual, así como la motricidad (torpeza motora, mala coordinación), además dificultades para la adaptación de materiales o tareas novedosas. El perfil se completa con la presencia de una afectación de la memoria táctil y visual, problemas para la formación de conceptos y en la capacidad de resolución de problemas. También pueden presentar problemas del lenguaje.  Una de las causas puede deberse a la disfunción del hemisferio derecho como resultado de un daño o déficit funcional en las conexiones de la sustancia blanca.

Se requiere para el diagnostico de los TA una evaluación e intervención multidisciplinaria (pediatra, psicólogo y maestro). La identificación lo más temprana posible de los TA es esencial para su tratamiento también precoz, antes de que la escolarización esté muy afectada y se tenga importantes secuelas emocionales, pues entonces la efectividad del tratamiento será mucho menor. Es necesario el diagnóstico neuropsicológico y psicopedagógico, con el fin de determinar las necesidades del niño (a) y su tratamiento o plan remedial.

Es crucial apoyar al niño (a) en el proceso evolutivo del tratamiento, de igual manera ser comprensivos con su ritmo y necesidades. Ya que dependiendo del TA que presente se manifiestan algunas dificultados secundarias consecuencia de los mismos. Dichas dificultades académicas pueden potenciar la vulnerabilidad de estos estudiantes a manifestar otros problemas en áreas no académicas como la social (carencias en las habilidades sociales y de interacción social, relaciones conflictivas con personas significativas), personal (autoconcepto bajo), conductual (agresión, conducta antisocial). Por lo tanto, hay que tener en cuenta que entre un 25-50% de los niños con TA sufren problemas sociales, emocionales y conductuales a lo largo de su vida

Los profesionales deben aclarar a los padres que el TA es una condición de por vida y debe seguirles durante toda la niñez hasta la adolescencia. Pero recordarles que con buenos hábitos y rutinas cotidianas, aunado con el tratamiento, se puede lograr la prevención de progreso o gravedad de la condición. El papel de los padres en el aprendizaje escolar es fundamental. El estudio requiere tiempo y hábito. Los padres deben facilitar un lugar adecuado y deben enseñar al niño a tener sus cuadernos y libros en orden, manejar la agenda escolar, planificar las horas de estudio; deben estar disponibles, dar sensación al niño de que están para escucharle y ayudarle. Motivación y afecto son dos pilares fundamentales en el proceso de aprendizaje y los padres están en una posición privilegiada para ofrecer ambas cosas.

Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
nanared10@gmail.com

miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Qué es el trastorno de despersonalización?


Se dice que es la vivencia de extrañeza o distanciamiento en referencia a uno mismo. La persona se siente observador de sus procesos mentales, del propio cuerpo o de una parte de él, se describe como una sensación de estar muerto o vacío, como viviendo en un sueño o en una película, ser un autómata. Se trata entonces de una vivencia egodistónica.

El término "despersonalización crónica" se refiere al desorden de despersonalización, el cual es clasificado en el DSM V como un trastorno disociativo. Este es un trastorno muy difícil de describir por los pacientes, incluso por los clínicos y profesionales en trastornos mentales, en donde la desrealización es una de las manifestaciones clave para determinar la naturaleza del mismo. Los pacientes para este fenómeno suelen usar metáforas, dicen sentirse “como en un sueño”, “embotados”, “como bajo efectos de las drogas”, también dicen “estar en una niebla” e incluso “una barrera que los separa del mundo exterior”.

Esta incapacidad para describir el síntoma es relevante para determinarlo y diferenciarlo de otros trastornos neuróticos como la hipocondría, trastornos conversivos, entre otros. Mayer Gross psicopatólogo alemán refiere que esta dificultad para describir este fenómeno indica un origen neurobiológico, en donde el habla es incapaz de tramitar un evento de la conciencia.

Algunos de los síntomas presentados en este fenómeno son la anestesia sensorial, ausencia de respuesta afectiva, alteraciones de la memoria y sensación de pérdida del control del propio cuerpo y de los propios actos incluyendo el habla. La clave para determinar si se vivencia un trastorno de despersonalización es el sentido de la realidad e introspección, en donde este se encuentra intacto, en ningún momento es vivida como algo ajeno o impuesto. Por lo que lo diferencia de los tratarnos psicóticos, como la esquizofrenia.

La desrealización como síntoma principal, es la sensación de que el mundo es extraño o irreal. La persona pude incluso percibir una alteración extraña de la forma y tamaño de las cosas. y las otras personas pueden parecerle no familiares o inanimadas. Asimismo puede tener la sensación de que sus extremidades son más grandes o más pequeñas de lo que son en realidad. Otros rasgos asociados son los síntomas de ansiedad, depresión, pensamientos obsesivos, rituales, preocupaciones somáticas, experiencias autoscópicas (experiencia en la que el individuo, mientras cree estar despierto, ve su propio cuerpo desde una perspectiva fuera de su cuerpo) y la alteración subjetiva del espacio y del paso del tiempo.

Las causas son desconocidas, existen hipótesis de que el trastorno está relacionado con una respuesta neurobiológica, en donde el organismo se activa ante situaciones de miedo o ansiedad, y utiliza este fenómeno como método de sobrevivencia en donde las respuestas emocionales se inhiben para mantener un sistema de alerta activo y poder recurrir a la información necesaria en nuestro cerebro. También involucra una acción inhibitoria en el procesamiento de estímulos emocionales percibidos como aversivos o amenazantes, modulando el umbral amenazador evocando así el estado de despersonalización.

Por otro lado se dice que el abuso emocional en la niñez predecía un trastorno de despersonalización en la edad adulta. Además cuadros agudos de ansiedad y altos niveles de depresión están íntimamente relacionados con la vivencia de este fenómeno.

Aunque se pueden observar casos infantiles, el trastorno de despersonalización como tal suele aparecer en la adolescencia o a principios de la edad adulta y raramente se inicia después de los 40 años. El inicio puede ser agudo o insidioso y el curso acostumbra a ser crónico, normalmente continuo, pero también en forma de episodios casi siempre relacionados con factores estresantes. Aunque estas sensaciones pueden ocurrirle a cualquiera, son más prominentes en desórdenes de ansiedad, depresión clínica, trastorno bipolar, privación de sueño y algunos tipos de epilepsia.

Este trastorno en algunos casos puede ser severo ya que causa descontrol en la vida cotidiana del individuo; cuando es poco frecuente y fugaz, se puede percibir como un fenómeno normal, se describe que un 70% de las personas en general lo ha experimentado y no ha ocasionado deterioro en ningún aspecto de sus vidas. El diagnóstico depende de la severidad y la cronicidad del fenómeno.

La falta de investigación explica la falta de tratamientos para este trastorno, a pesar de esto se existen el manejo de tratamientos farmacológico y psicológico. En psicoterapia se utilizan técnicas conductuales, técnicas de relajación, la biorretroalimentación y la desensibilización sistemática. También se recurre a la autohipnosis como un recurso alterno.

Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
nanared10@gmail.com

domingo, 5 de octubre de 2014

Parasomnias


Las parasomnias se caracterizan por fenómenos físicos o conductas no deseables que ocurren durante el sueño alterándolo. Estos eventos generalmente ocurren durante el sueño, siendo frecuentes y leves en la mayoría de los casos. No son propiamente enfermedades sino hechos, fenómenos, que aparecen en sueño y disminuyen su calidad. Suelen acompañarse de cambios fisiológicos como la activación cardiovascular o muscular. No todo proceso anormal que aparece en sueño se califica como parasomnia. Cuando un trastorno del sueño se acompaña de quejas subjetivas sobre la calidad del sueño o si existen síntomas diurnos, en relación con el trastorno del sueño, se denominan disomnias.

Estudios epidemiológicos y genéticos han confirmado la asociación de algunos tipos de parasomnias dentro de familias y en individuos concretos Son más frecuentes en la infancia, pero también se extienden a la edad adulta. Las parasomnias se clasifican según la fase de sueño en la que se esté. Entre ellos están:

-Los trastornos del despertar: se caracteriza por aparecer en sueño lento y llevan a un despertar parcial o comportamientos de vigilia sin conciencia plena. Entre estos trastornos se encuentran:

Despertares confusionales: se presentan a cualquier edad, se presenta confusión y desorientación en el tiempo y espacio, se pueden realizar acciones simples o complejas desde caminar hasta conducir un auto, también se le conoce como borrachera al despertar.

 Terrores nocturnos: Se caracterizan por un despertar brusco, con gritos, lloro, sensación de miedo, acompañamiento vegetativo, acompañado de trastorno del comportamiento y deambulación, a veces con vocalizaciones o micción. El paciente no responde a los estímulos externos, está confuso y desorientado; en ocasiones, incluso llega a autolesionarse. Se suele acompañar de amnesia de lo ocurrido, con recuerdo de sueños vividos o alucinaciones. Aunque en niños no se relaciona con alteraciones psicopatológicas, en adultos sí hay más incidencia de estos trastornos que en la población general. En ocasiones, se han relacionado con lesiones focales del SNC, como infartos talámicos. El tratamiento, si la intensidad es tal que lo requiere, incluye el uso de benzodiazepinas o antidepresivos tricíclicos. En adultos, también se ha sugerido el tratamiento psiquiátrico mediante psicoterapia y técnicas de relajación. Es preciso el diagnóstico diferencial con crisis epilépticas.

Sonambulismo: Consiste en conductas complejas iniciadas durante el sueño lento que evolucionan hacia la marcha, manteniendo el sueño. La severidad varía desde unos pasos a intentos de escapar de la casa, con comportamientos orientados a actitudes peculiares anormales, incluso con caídas y lesiones. Existe amnesia de los episodios. Suelen acabar espontáneamente volviendo al sueño normal (el paciente se acuesta en la cama o en el suelo). Si se le despierta de esta situación suele permanecer confuso durante unos minutos. El tratamiento consiste en medidas preventivas (medidas de seguridad en la habitación, dormir en la planta baja, cerrar ventanas, cubrir objetos de vidrio...), el uso de fármacos y se han utilizado, también, otros métodos como la psicoterapia y la hipnosis.

-Trastornos de la transición sueño-vigila: Estos aparecen en el periodo de transición sueño-vigilia y también en la del vigilia-sueño, y más raramente en la transición de una fase del sueño a otra. Entre ellos encontramos:

Calambres nocturnos: Es la sensación dolorosa en músculos del pie, pierna o muslo, que ocurre en sueño y provoca despertares. El síntoma puede durar desde segundos hasta más de treinta minutos. Se suelen resolver con el movimiento, o la aplicación de masaje local o calor. Es un cuadro con cierta agrupación familiar, pero su causa y patogenia son desconocidas.

Movimiento periódico rítmico: Son movimientos estereotipados, repetitivos, que afectan a grandes grupos musculares de la cabeza y cuello o piernas, iniciándose antes del sueño y manteniéndose durante las primeras fases de sueño ligero. No se conoce la causa. Sí parecen más frecuentes tras estímulos vestibulares, stress ambiental o carencia de estimulación, y en niños con retraso mental, autismo o con alteraciones psicopatológicas. No requiere tratamiento, aunque si es frecuente se puede intentar un cambio en la textura de la cama con colchón de agua, o con pañales separando las piernas.

Somniloquios: Son verbalizaciones durante el sueño. Son más frecuentes en situaciones de stress, teniendo también una agregación familiar clara. Suelen ser breves, pero en ocasiones, pueden durar minutos. Pueden ser espontáneas o inducidas por la conversación con otra persona, sin haber recuerdo de lo dicho. Suele ser benigno y autolimitado, únicamente molesto si no deja dormir al acompañante o si conlleva sensación de miedo u hostilidad. Es más frecuente en la infancia, y si persiste en la edad adulta es preciso descartar algún proceso psicopatológico asociado.

-Parasomnias de predominio en REM: Son las parasomnias que aparecen de modo característico en fase REM, aunque no son completamente exclusivas de este periodo. Algunas de ellas, como las pesadillas, son muy frecuentes y no se consideran patológicas habitualmente. Otras son más infrecuentes, y sugieren alguna enfermedad precisa (como es el caso de la parálisis del sueño y la narcolepsia) o bien se asocian de modo inespecífico a varios grupos de entidades (como es el trastorno de conducta de sueño REM). Ellas son:   

Trastorno de conducta de sueño REM: Se caracteriza por el aumento de movimiento, tono muscular y vocalizaciones en sueño REM, habitualmente provocando un comportamiento involuntario anormal (pegar, patalear, caminar, moverse en la cama), incluso con cierta agresividad y violencia hasta producir lesiones o autolesiones, con una duración breve o de varios minutos. Es frecuentemente idiopático (60% de casos), pero también se asocia a enfermedades neurológicas. El tratamiento se basa en la aplicación de clonazepan.

Parálisis del sueño: Es la aparición de paralisis con incapacidad para moverse voluntariamente, dura unos minutos. Acaba espontáneamente, moviendo voluntariamente los ojos con esfuerzo o tras estimulación externa. Es un trastorno ligado de modo familiar o asociado a la narcolepsia. Son factores predisponentes el estrés, hábitos irregulares del sueño o situaciones de cansancio. También se asocia a enfermedades psiquiátricas. Tratamiento con medicación.

Pesadillas: Corresponden a sueños largos, complicados, elaborados, con aumento progresivo de sensación de terror, ansiedad o miedo, habitualmente en fase REM, no siempre conducentes a un despertar pero sí acompañándose al menos de un recuerdo tardío de sufrimiento durante el sueño. Suelen acompañarse de movimientos, somniloquios, gritos, sonambulismo y aumento de actividad vegetativa. Suelen ocurrir en personas sanas, pero también se ha citado su relación con algunos trastornos psiquiátricos de la personalidad o con la esquizofrenia. Son más frecuentes tras sucesos traumáticos o en relación con la ingesta o suspensión  de fármacos. No requieren tratamiento a no ser que sean muy molestas, utilizando fármacos y psicoterapia.

-Otras parasomnias: Además existen otras parasomnias que no pueden incluirse de modo concluyente en uno u otro grupo, pues ocurren en varias de las fases de modo indistinto. Entre ellas encontramos: Bruxismo (frotamiento y desgaste de los dientes), enuresis (emisión de orina durante el sueño), laringoespasmo nocturno (consiste en el cierre de glotis con producción de apnea, despertar, sensación de angustia y miedo, y estridor), así como la disfunción eréctil o erecciones dolorosas en el sueño.

Para lograr un diagnóstico se requiere un historial clínico y familiar, además de una descripción completa de los eventos que impiden o dificultan el sueño. Los métodos de registro habituales son el estudio polisomnográfico y vídeo-EEG.

En la actualidad se cuestiona su total benignidad, ya que si persisten en el tiempo y se hacen frecuentes, pueden predisponer psicopatologías importantes. El primer paso es la prevención y tratamiento, velando por la seguridad del paciente impidiendo que se haga daño a él mismo o a terceros, incrementar además la higiene del sueño así como hábitos saludables. Entrenar a los familiares para mayor  prevención y control del evento. Si las parasomnias persisten o tienen consecuencias dramáticas en la vida cotidiana se requiere tratamiento psicológico y farmacológico.

Licda. María Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
nanared10@gmail.com