Se dice que es la vivencia de extrañeza o
distanciamiento en referencia a uno mismo. La persona se siente observador de
sus procesos mentales, del propio cuerpo o de una parte de él, se describe como
una sensación de estar muerto o vacío, como viviendo en un sueño o en una película,
ser un autómata. Se trata entonces de una vivencia egodistónica.
El término
"despersonalización crónica" se
refiere al desorden de despersonalización,
el cual es clasificado en el DSM V como un trastorno disociativo. Este es un trastorno muy difícil de describir
por los pacientes, incluso por los clínicos y profesionales en trastornos
mentales, en donde la desrealización es una de las manifestaciones clave para
determinar la naturaleza del mismo. Los pacientes para este fenómeno suelen
usar metáforas, dicen sentirse “como en un sueño”, “embotados”, “como bajo
efectos de las drogas”, también dicen “estar en una niebla” e incluso “una
barrera que los separa del mundo exterior”.
Esta incapacidad para describir el síntoma es
relevante para determinarlo y diferenciarlo de otros trastornos neuróticos como
la hipocondría, trastornos conversivos, entre otros. Mayer Gross psicopatólogo alemán
refiere que esta dificultad para describir este fenómeno indica un origen neurobiológico,
en donde el habla es incapaz de tramitar un evento de la conciencia.
Algunos de los síntomas presentados en este fenómeno
son la anestesia sensorial, ausencia de respuesta afectiva, alteraciones de la
memoria y sensación de pérdida del control del propio cuerpo y de los propios
actos incluyendo el habla. La clave para determinar si se vivencia un trastorno
de despersonalización es el sentido de
la realidad e introspección, en donde este se encuentra intacto, en ningún momento
es vivida como algo ajeno o impuesto. Por lo que lo diferencia de los tratarnos
psicóticos, como la esquizofrenia.
La desrealización como síntoma principal, es
la sensación de que el mundo es extraño o irreal. La persona pude incluso
percibir una alteración extraña de la forma y tamaño de las cosas. y las otras
personas pueden parecerle no familiares o inanimadas. Asimismo puede tener la
sensación de que sus extremidades son más grandes o más pequeñas de lo que son
en realidad. Otros rasgos asociados son los síntomas de ansiedad, depresión,
pensamientos obsesivos, rituales, preocupaciones somáticas, experiencias
autoscópicas (experiencia en la que el individuo, mientras cree estar
despierto, ve su propio cuerpo desde una perspectiva fuera de su cuerpo) y la alteración subjetiva del
espacio y del paso del tiempo.
Las causas son desconocidas, existen hipótesis
de que el trastorno está relacionado con una respuesta neurobiológica, en donde
el organismo se activa ante situaciones de miedo o ansiedad, y utiliza este fenómeno
como método de sobrevivencia en donde las respuestas emocionales se inhiben
para mantener un sistema de alerta activo y poder recurrir a la información necesaria
en nuestro cerebro. También involucra una acción inhibitoria en el
procesamiento de estímulos emocionales percibidos como aversivos o amenazantes,
modulando el umbral amenazador evocando así el estado de despersonalización.
Por otro lado se dice que el abuso emocional
en la niñez predecía un trastorno de despersonalización en la edad adulta. Además
cuadros agudos de ansiedad y altos niveles de depresión están íntimamente relacionados
con la vivencia de este fenómeno.
Aunque se pueden observar casos infantiles,
el trastorno de despersonalización como tal suele aparecer en la adolescencia o
a principios de la edad adulta y raramente se inicia después de los 40 años. El
inicio puede ser agudo o insidioso y el curso acostumbra a ser crónico,
normalmente continuo, pero también en forma de episodios casi siempre
relacionados con factores estresantes. Aunque
estas sensaciones pueden ocurrirle a cualquiera, son más prominentes en desórdenes de ansiedad, depresión clínica, trastorno
bipolar, privación de sueño y algunos tipos de epilepsia.
Este trastorno en algunos casos puede ser
severo ya que causa descontrol en la vida cotidiana del individuo; cuando es
poco frecuente y fugaz, se puede percibir como un fenómeno normal, se describe
que un 70% de las personas en general lo ha experimentado y no ha ocasionado
deterioro en ningún aspecto de sus vidas. El diagnóstico depende de la
severidad y la cronicidad del fenómeno.
La falta de investigación explica la falta de
tratamientos para este trastorno, a pesar de esto se existen el manejo de tratamientos
farmacológico y psicológico. En psicoterapia se utilizan técnicas conductuales,
técnicas de relajación, la biorretroalimentación y la desensibilización sistemática.
También se recurre a la autohipnosis como un recurso alterno.
Licda. María
Fernanda Prado Ocampo.
Psicóloga.
nanared10@gmail.com
Muy instructivo.
ResponderBorrarYo sufrí de ese trastorno a los veinte. Y hace meses regresó a los 50
Por ahora ha vuelto a remitir gracias a relajación y cambio de hábitos alimenticios.
Gracias. Esta información me será muy útil. Saludos